Angel Díaz Barriga
Una de las vetas de análisis de la
institución escolar en el momento actual es el problema del poder. Se tiende a
“subjetivar” su dimensión, ya que a veces se muestra que el uso del poder
depende fundamentalmente de la voluntad de quienes conforman la institución
escolar. Trataremos de
mostrar que el poder es un problema del desarrollo cultural y de la sociedad
contemporánea; lo que sucede en la escuela es una manifestación de una
situación estructural mayor.
Se trata de efectuar un acercamiento a la
relación poder – institución escolar, que permita mostrar la dependencia
estructural de la cultura y la sociedad que subyace en la misma dinámica del
poder.
La
Institución Escolar en el Programa de la Modernidad.
Las Afirmaciones Iniciales.
La escuela es una institución que ha sido
objeto de críticas desde las más variadas disciplinas sociales (sociología,
economía, psicología, pedagogía, etcétera).
– La institución escolar, actual, no es un “universal”
abstracto. Es un error de las historias de la educación el utilizar el
vocablo escuela para instituciones que existieron en la antigüedad (gimnasio
griego, escuela alejandrina), en el medioevo (escuela parroquial), en culturas
primitivas como la mexica (el calmecac), cuando todas estas instituciones
difieren sustantivamente con el programa instaurado en la escuela en nuestros
días (si bien la escuela contemporánea se cimienta de la llamada cultura
occidental o en otros términos, greco-latina).
– La escuela es una institución del programa de la
modernidad. Refleja el proyecto de modernidad social instaurado por la
burguesía, es adicta a sus valores, se encuentra signada por una triple
perspectiva de proyecto en este programa. En sus dos primeros, esta perspectiva
tiene una dimensión claramente manifiesta, pero en su tercer nivel es
básicamente un proyecto latente.
La
Tarea de la Escuela en el Programa de la Modernidad.
La institución escolar cumple diversas
tareas que se desprenden claramente del contexto político-social en el que
emerge. Los niveles manifiestos de la tarea escolar están signados por :
a. El lema de la revolución francesa:
libertad, fraternidad e igualdad. En el proceso de conquista del poder, se busca que se democratice el
acceso al saber, que se “legitime “ la igualdad de oportunidades que
existen en un sistema social, que coloque los valores de lo “colectivo” por
encima de los intereses privados.
b. La reformulación del propio proyecto
burgués bajo el
pensamiento comptiano que enfatiza las ideas de orden y progreso, como
resultado de la obtención del poder. Se trata de mantener el estatus quo
del poder para la burguesía. La idea revolucionaria inicial se ve signada bajo
la presión de establecer el progreso “de todos” a partir de la asunción
colectiva del orden (de un orden) como válido universal, necesario y legitimo
para todos.
La base de los reacomodos del programa
burgués se puede encontrar en las perspectivas que establece la ilustración. La revolución burguesa es el
resultado de un proceso social estructurado en el que se “rompe” con el orden
social previo, con una concepción mítica del mundo (de orden religioso), y se
propone en la esfera ideológica que el hombre guíe su acción a través de su propia
razón. Weber lo define como el des-encantamiento del mundo, y Kant lo
expresa con la siguiente frase:
La
ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. La
incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la
guía del otro. Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la
falta de inteligencia sino en la decisión y el valor parar servirse por sí
mismo de ella sin la tutela de otro… Ten el valor de servirte de tu propia
razón. He aquí el lema de la ilustración.
La razón confiada a la divinidad que guía,
orienta, y delimita nuestra capacidad de acción se reemplaza por una razón apoyada en la
inteligencia del hombre, en lo que esta puede mostrar a través de la ciencia. El
conocimiento es del dominio público, nadie tiene el derecho a prohibir o hacer
renegar aquello que se puede mostrar.
Este orden público requiere ser resguardado
por diversas instituciones sociales, a cargo del Estado que se realizará aún en contra del interés privado
del grupo familiar (preservar y transmitir “sus” valores a sus hijos). La esfera de lo público signa a
la educación y la preserva de los intereses que puedan atribuirse a lo privado.
Gouldner así lo reconoce cuando expresa:
Después
de la revolución francesa se produce en muchas partes de europa … una profunda reforma de la
educación pública, no controlada por la iglesia (relativamente más) multiclasista, en los
niveles inferiores como colegiales, politécnicos y universitarios. La educación superior en la
escuela pública se convierte en la base institucional para la producción
en masa de la Nueva Clase de intelligentsia e intelectuales … (éstos) como
maestros, se considera que
no tienen la obligación de reproducir los valores paternos en los hijos.
Los maestros públicos desplazan a los tutores privados. El nuevo sistema
educacional estructuralmente diferenciado está cada vez más aislado del sistema
familiar y se transforma, entre los estudiantes, en una importante fuente de
valores, divergentes a los de su familia… A la par que la educación pública limita la influencia
familiar sobre la educación, también aumenta la influencia sobre de ella por
parte del Estado.
El Estado y la Institución Escolar se convierten en guardianes de este
derecho público. La educación es un bien público que nadie tiene derecho a
apropiarse en forma privada.
c. Este proyecto se expresa a través de la
imposición de una forma de ver a la realidad y a la sociedad, y a través de la
preparación de los escolares para una adaptación pasiva a esta sociedad, un claro problema de poder y de
control (individual y social del hombre) que ya estaba signado en la propia
idea de orden establecida.
Así se presupone que la sociedad burguesa es la mejor
sociedad posible. Los límites a su idea de libertad y progreso, no se encuentran en la
estructura de su programa, sino en su deficiente aplicación, y en los “limites” biológicos que la
naturaleza impone al hombre. De ahí todos los estudios racistas que
desde el siglo XVII se realizaron para mostrar la superioridad de una raza (la blanca )sobre las
demás . Por ello se efectuaron inicialmente estudios sobre frenología (tamaño y forma del cráneo ),
posteriormente (ya en el siglo XX)con el advenimiento de la llamada psiclogía científica, se
desarrollaron múltiples estudios sobre coeficiente intelectual.
En el fondo de estas aproximaciones subyace la creencia de que no
hay deficiencia en el proyecto burgués, y se trata de mostrar que los
“descarriados sociales poseen un bajo coeficiente intelectual”. Así se reduce
el problema a un ámbito biológico, y se supone que es en esta dimensión donde
debe ser atacado. Historiadores estadounidenses muestran como a través de los
estudios sobre deficiencia intelectual se llegó a mostrar que negros,
prostitutas y madres solteras poseían un bajo coeficiente.
Así lo muestran Bowles y Gintis cuando
expresan: En Nueva York se informó que el 85 por ciento de las prostitutas eran
débiles mentales, el 69 por ciento de los reos blancos y el 90 por ciento de
los reos negros en prisión en Kansas, y el 90 por ciento de los negros fueron
clasificados como cretinos; un estudio reveló que 98 por ciento de las madres
solteras fueran declaradas débiles mentales. Los psicólogos de este movimiento
a principios de siglo, se vieron envueltos en discusiones de carácter”
altruista” a partir de las cuales se legalizaba la castración de niños (para
evitar la procreación de degenerados mentales).
Así lo expresa Kamin cuando dice: En un
trabajo de 1898 se informaba sobre la castración de 26 niños: 24 fueron operados
debido a su persistente epilepsia y masturbación, uno por epilepsia con
imbecilidad y otro por masturbación con debilidad mental…. El psicólogo Terman
lo justificaba de esta manera: Si queremos preservar nuestro Estado para una
clase de personas dignas de poseerlo, hemos de evitar en la medida de lo
posible la propagación de los degenerados mentales.
De hecho en esta exposición resumimos
brevemente los méritos y
límites de la institución escolar.
a. Problema del poder.
b. problema de autoridad y
c. disciplina.
El problema del poder responde a una línea temática en la que en la
actualidad se analiza la institución escolar.
Indudablemente que la originalidad y fecundidad de tal aproximación no deja
duda. Sin embargo, es necesario reconocer que una carencia básica de tales
aproximaciones es negarse a revisar el problema del poder desde un punto de
vista conceptual, político e histórico. Existen múltiples aproximaciones desde las ciencias
sociales para el análisis del poder en la escuela. Una de ellas es la llamada nueva
sociología de la educación.
Según Trotier, el vuelco hacia el estudio del problema
del poder en la “nueva
sociología” británica tiene como antecedente la saturación (y relativo
fracaso) de los estudios sociológicos de la década de los años sesentas en los
que se pretendió mostrar que los
problemas de pobreza estaban ligados a “falta de educación” (entiéndase
escolaridad). De
esta manera, en los sesentas se estudiaban (en la Gran Bretaña) aspectos socio
demográficos sobre el éxito, fracaso y abandono escolar. Es hasta
principios de los años setentas en que tal movimiento sociológico busca
analizar como:
…. la selección y la organización de los
conocimientos al interior del sistema de enseñanza (como) íntimamente ligados a
la forma en que el poder se distribuye en la sociedad… el objetivo es mostrar (como) ciertos grupos
llegan a ejercer un control sobre la definición de lo que debe ser considerado
como conocimiento válido.
Para este autor existen dos vetas en este pensamiento sociológico, una
weberiana y otra fenomenológica. Si bien con posterioridad ambas vetas tratan
de saldar sus diferencias, la concepción fenomenológica
ha privado (por lo menos en nuestro medio) como un elemento que ha subjetivado
el problema del poder en la escuela. Con ello queremos afirmar que se realizan estudios en donde el
autoritarismo se ve como un acto fundamentalmente “docente” (13) y se
supone que bastaría con la decisión de profesor para modificar esta situación.
No negamos que la lucha contra el poder
puede constituir un programa de utopía (14). Pero para estar en condiciones de
pensar esta posibilidad antes habría que analizar hasta donde es factible que exista una sociedad sin
poder, y como se dan las formas de poder en la sociedad
Utilizaremos dos aproximaciones que desde
el problema de la cultura y delas relaciones sociales nos permitan efectuar
nuestra disección. Una la retomaremos del pensamiento freudiano, y la otra de
la sociología comprehensiva. Ambas construcciones conceptuales datan de la
primera parte de siglo. Manifestamos que no son las únicas vetas que examinan
la problemática de la relación poder, sociedad y escuela (15).
Freud, en el Malestar en la cultura ofrece algunas pistas interesantes
para iniciar una dilucidación sobre tal cuestión.
La convivencia humana sólo se vuelve posible cuando se aglutina una
mayoría más fuerte que los individuos aislados, y
cohesionada frente a estos. Ahora el poder de esta comunidad se contrapone como “derecho”, al poder del
individuo que es condenado como violencia bruta.. buena brega de la
humanidad gira entorno a hallar un equilibrio…vale decir, dispensar de
felicidad entre demandas individuales y exigencias culturales de la masa… A raíz de la hostilidad primaria
y recíproca de los seres humanos, la sociedad culta se encuentra bajo una
permanente amenaza de disolución… la cultura tiene que movilizarlo todo
para poner límites a las pulsiones agresivas de los seres humanos (16).
Es en la instauración de la cultura para
mediar el conflicto entre pulsiones de vida y muerte en los individuos y en las
masas, en la que Freud ve
que la educación tiene un papel fundamental. Múltiples son las
afirmaciones del autor en este sentido:
Bajo el influjo del maestro, pronto
aprenden a sustituir el principio del placer por una modificación… el yo experimenta que es
inevitable renunciar a una satisfacción inmediata, posponer la ganancia del
placer, soportar un poco de displacer y resignar por completo determinadas
fuentes de placer. El yo así educado de ha vuelto razonable, ya no se deja
gobernar más por el principio del placer, sino que obedece al principio de
realidad (17).
El hombre posee más una inclinación hacia el descuido, a la falta de
regularidad y de puntualidad en su trabajo, y debe ser educado empeñosamente para imitar los arquetipos celestes (18).
La otra perspectiva que hemos elegido para
acercarnos a esta cuestión, la constituye el pensamiento sociológico de Max Weber, precisamente
sus aproximaciones sobre la dominación lo llevan a estudiar la relación que
existe entre ésta y el poder. Así lo expresa:
La dominación es uno de los elementos más importantes de la acción
comunitaria… La dominación desempeña en casi todas sus
formas, aún allí donde menos se sospecha, un papel considerable… la dominación ejercida en la
escuela determina el modo mas duradero y constante la forma y la preponderancia
del lenguaje escolar oficial… Como luego veremos, la dominación es un caso
especial de poder (19).
El autor establece un concepto de poder:
Necesitamos una definición más precisa de
lo que significa dominación y de su relación con el concepto general de poder.
En el sentido general de poder y, por tanto, de la posibilidad de imponer la
propia voluntad sobre la conducta ajena, la dominación puede presentarse en las
formas más diversas (20)
Entendemos por dominación un estado de cosas por el cual una voluntad
manifiesta (mandato”) del “dominador” o de los “dominadores” influye sobre los
actos de otros (del “dominado” o de los “dominados”), de
tal suerte que en un grado socialmente relevante estos actos tienen lugar como
si los dominados hubieran adoptado por sí mismos y como máxima de su obrar el
contenido del mandado (“obediencia”)…desde un punto de vista
psicológico, un mandato puede ejercer su acción mediante “compenetración”
-endopatía-, mediante “inspiración”, por “persuasión” racional o por
combinación de algunas de estas tres formas capitales (21).
Para Weber, existen tres formas legítimas de dominación: la legal, la
tradicional y la carismática. (22). La legal procede de la idea de
que cualquier cuestión que en principio es de derecho puede crearse y
modificarse por medio de un estatuto sancionado correctamente. Su tipo más
claro es la dominación burocrática, en ella se obedece a la norma y no a la
persona.
Es innegable la fertilidad de esta aproximación
para analizar el escenario
escolar afectado por un conjunto de normas externas (Ley Federal de Educación, de
profesiones, etcétera), y por normas internas (diversos reglamentos para el
funcionamiento de la institución: inscripciones, exámenes, etc, como normas de
procedimientos e incluso sus planes y programas de estudio). En estos casos no es la personas
la que impone su dominio, sencillamente es la que ejecuta la norma (sea el
funcionario de inscripción o el docente que cumple con su programa).
Por dominación tradicional, el autor entiende
aquella que se estructura
en función de la creencia en la santidad de los ordenamientos y en los poderes señoriales de siempre. Su
modelo más claro es la
dominación patriarcal, los siervos tienen que obedecer al señor en tanto están a su servicio. No
se podría negar que esta forma de dominación tiende a preservarse de alguna
manera en la escuela: el alumno que tiene que obedecer cualquier ordenamiento
que provenga del maestro, sólo porque es el maestro e incluso en formas
más sutiles la obligación que se puede imponer al alumno, por ejemplo a través
de exámenes o calificaciones, a contestar o estudiar aquello que el profesor considera correcto
(23).
Mientras que por dominación carismática entiende a la que se
estructura en virtud de la
devoción afectiva a una persona bien sea por sus dotes sobrenaturales (carisma)
y en particular por: facultades mágicas, revelaciones, heroísmo, poder intelectual y de palabra
(oratoria). Sería muy interesante analizar esta situación en el ámbito
de la relación educativa, seguramente encontraríamos que en esta relación se
dan muchas variantes y expresiones de estos tipos de dominio.
Snyders (24) ha sostenido que uno de los pilares de la escuela activa
ha sido el carisma personal que le han impreso cada uno de sus actores.
Y en estricto sentido habría que reconocer que también son los grandes maestros
los que se ofrecen como modelo en el paradigma de la escuela tradicional (25).
Por ejemplo, Sartre.
Así, desde la perspectiva weberiana la escuela (como una forma
de comunidad), es un espacio en el que necesariamente se tienen que dar
relaciones de dominación, algunas de estas formas de dominación son
legítimas. Entonces, desde esta perspectiva lo que habría que atender es a la legitimidad de
las mismas y no a la “satanización” de su ejercicio.
No podemos dejar de mencionar que desde las diferentes vertientes del
marxismo se podrían explorar otras formas en las que el poder se relaciona con
los procesos de la sociedad y obviamente en la escuela. Así, el
pensamiento de Lenin,
fundamentalmente en su concepción de intelectual-partido-proletariado,
permitiría entender bajo la perspectiva de liderazgo una forma de poder que
necesariamente se expresaría en la escuela.
En el pensamiento althusseriano la escuela es el lugar donde se
reproducen los valores de la clase dominante, la escuela transmite la
ideología dominante. Mientras que en una visión gramsciana la escuela sería un espacio para gestar no
sólo una visión hegemónica, sino una contra-hegemónica. Así, el poder
puede ser analizado en su ejercicio en la institución escolar. Pero como
afirmamos inicialmente, no es objeto de nuestro trabajo dar cuenta de todas las
dimensiones posibles para el análisis de esta cuestión.
Para el interés de nuestra exposición los
conceptos cultura, dominación
y poder tienen un entrecruzamiento estructural. Esto es, no dependen sólo de la voluntad
subjetivada de los seres humanos; esto quiere decir, que no se puede renunciar a ellos en
forma voluntaria. Conforme avanza este tipo de organización cultural y
por tanto nuestras
relaciones como hombres, las formas de poder y dominación estarán presentes.
Parafraseando una expresión de Freud (26), afirmamos que no podemos pensar qué
pasaría en otra forma de desarrollo cultural. Nuestra idea utópica es llegar a
una situación donde la dominación y poder circulen de igual manera entre todos
los miembros de la colectividad.
De las formas sociales que conocemos no
encontramos ninguna donde esta situación exista. El pensamiento freudiano nos
muestra los planos subjetivo-culturales que limitan tal cuestión, mientras que
la sociología weberiana por su parte, nos acerca a una perspectiva de corte
socia-económico.
A Manera de Una Reflexión Final.
De Brasi expresa que habría que tomar con cierto cuidado aquellas ideas
que sostienen que las relaciones horizontales, por su carácter participativo,
igualitario y más dinámico significan un cambio; establece la idea de que en
ocasiones se trata de sólo una “inversión”.
…. cuando más nos encontramos ante una
variación de la misma problemática, puesto que en ella no se entienden ni se
cuestionan los focos de origen y producción del poder, sino, meramente las
formas de su distribución. (27)
Queremos relevar al mismo tiempo que las
formas de dominación y poder en la escuela están signadas por esta situación
estructural amplia. Esto es, la escuela es una expresión de una situación
cultural y social, responde al proyecto de modernidad, no puede ser ajena a
diversas expresiones de dominio y poder, como tampoco son ajenas a esta
situación las otras instituciones de este proyecto, empezando por la familia.
Por lo tanto, las pedagogías utópicas que luchan por la desaparición
del poder en la escuela, hasta el momento están condenadas a:
A. Por una parte, acercarse contradictoriamente a un pensamiento
utópico (caso Nelly, Freinet, No-directividad y Pedagogía institucional) (28), intentando luchar contra formas estructurales de poder y
dominación, esperando que éstas se “cobren su cuota de presencia y realidad“ a
cada instante.
B. O bien, por otra parte, quedarse en el terreno de la denuncia de
los vicios del sistema educativo en general. Esto es quedarse signados
sólo por un momento de negatividad, que en las actuales condiciones no puede
completarse con la positividad necesaria.
No podemos negar que detrás de este
pensamiento de negatividad puede existir tanto una fuga de la realidad, como
una comodidad intelectual en tanto el objeto malo se proyecta siempre en los
demás, en los otros, esto es en los profesores, los pedagogos y la escuela. De
esta manera se subjetiva un proceso social de carácter más estructural.
De los estudios sobre genealogía del poder que ha
realizado Michel Foucault se puede llegar a una conclusión similar:
El estudio de esta microfísica supone que el poder que se ejerce no se
conciba como una propiedad, sino como una estrategia, que sus efectos de
dominación no sean atribuidos a una apropiación, sino a
unas disposiciones, maniobras, tácticas, técnicas, funcionamientos; que se
descifre una red de relaciones siempre tensas, siempre en actividad más que un
privilegio que se podría detentar …. Esto quiere decir que estas relaciones
descienden hondamente en el espesor de la sociedad, que no se localizan en las
relaciones del Estado con los ciudadanos o en la frontera de las clases y que no se limitan a reproducir al
nivel de los individuos, de los cuerpos unos gestos y unos
comportamientos … quizás haya que renunciar a creer que el poder vuelve loco, y
que en cambio, la
renunciación al poder es una de las condiciones con las cuales se puede llegar
a sabio. Hay que admitir más bien, que el poder produce saber; que poder
y saber se implican directamente el uno al otro, que no existe relación del
poder sin constitución correlativa del campo del saber, ni de saber que no
suponga y no constituya al mismo tiempo una relaciones de poder (29).
Desde mi perspectiva este es el defecto en
el que adolece la aproximación al estudio del problema del poder en la escuela.
Se ve como algo subjetivado a la institución o a sus actores, que puede ser
removido sin tocar las condicionantes del mismo. Indudablemente que esta
afirmación no puede interpretarse como una protección contra las diversas
“barbaries” que subsisten en la acción educativa, sólo es un señalamiento que
tales “barbaries” y tales actos de poder, sólo son síntomas de problemas
estructurales de mayor complejidad.
Indudablemente que es factible construir
una serie de experiencias “bárbaras” en la escuela, en donde la relación
maestro-alumno está signada por lo siniestro, por la destrucción, por la misma
muerte. Se puede tratar de relaciones sádicas, de complicidad, etcétera.
Tampoco es la escuela la única institución social donde se pueden dar estas
perversiones. En todo caso, creo que tales ameritan un detallado estudio,
primero, para comprender una conformación y acceder a planos más confiables de
explicación y segundo, para crear condiciones que eviten su repetición.
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