CAPíTULO PRIMERO
La educación como necesidad de la vida
1. Renovación de la vida por transmisión
La educación como necesidad de la vida
1. Renovación de la vida por transmisión
La diferencia más notable existente entre
los seres vivos y los inanimados es que los primeros se conservan por
renovación. La piedra no intenta reaccionar de forma que pueda mantenerse
intacta respecto al golpe, y mucho menos hacer que el golpe sea un factor que
contribuya a su propia acción continuada. El ser vivo no se divide en trozos
más pequeños, sino que pierde su identidad como una cosa viva.
La vida es un proceso ·de autorrenovación
mediante la acción sobre el medio ambiente. Este proceso no puede mantenerse
indefinidamente en todas las formas superiores. Después de algún tiempo éstas sucumben;
mueren.
La continuidad de la vida significa una
readaptación continua del ambiente a las necesidades de los organismos vivos. Nosotros
empleamos la palabra ''vida'' para designar toda la extensión de la
experiencia, empleamos la palabra "experiencia" en el mismo fecundo
sentido. Con la renovación de la existencia física se realiza, en el caso de
los seres humanos, la recreación de las creencias, los ideales, las esperanzas,
la felicidad, las miserias y las prácticas.
Cada individuo, cada unidad de portadores
de la experiencia vital de su grupo desaparece con el tiempo. Y sin embargo, la
vida del grupo continúa. El nacimiento y la muerte de cada uno de los miembros
constitutivos de un grupo social determinan la necesidad de la educación.
Se halla el contraste entre la inmadurez de
los miembros recién nacidos del grupo -sus únicos representantes futuros- y la
madurez de los miembros adultos que poseen el conocimiento y las costumbres del
grupo.
La sociedad existe mediante un proceso de
transmisión tanto como por la vida biológica. Esta transmisión se realiza por
medio de la comunicación de hábitos de hacer, pensar y sentir de los más viejos
a los más jóvenes, los seres humanos jóvenes son tan inmaduros que si se les
dejara entregados a sí mismos sin la guía y el socorro de los demás, no podrían
ni aun adquirir las destrezas rudimentarias necesarias para la mera existencia
física.
2_ Educación y comunicación
Evidente es, la necesidad de enseñar y
aprender para la existencia continuada de una sociedad, un método importante de
la transmisión que forma las disposiciones de los seres inmaduros: pero son
sólo un medio y, comparado con otros factores, un medio relativamente
superficial.
La sociedad no sólo continúa existiendo por
la transmisión, por la comunicación, sino que puede decirse muy bien que existe
en la transmisión y en la comunicación.
La comunicación que asegura la
participación en una inteligencia común es la que asegura disposiciones
emocionales e intelectuales semejantes, como modos de responder a las
expectaciones y a las exigencias.
Los individuos no constituyen tampoco un grupo
social porque trabajen todos por un mismo fin. Las partes de una máquina
trabajan con un máximo de cooperación por un resultado común, pero no
constituyen una comunidad. Si, todas reconocieran el fin común y se interesaran
por él todas de modo que regularan su actividad específica en vista de él,
entonces formarían una comunidad. Pero esto supondría comunicación. Cada una habría
de conocer lo que conocen las demás.
Dentro del grupo más social existen muchas
relaciones que no son aún sociales. Un gran número de relaciones humanas en
todo grupo social se hallan aún en un plano semejante a la máquina, las
relaciones de padres e hijos, maestros y alumnos, patronos y empleados,
gobernantes y gobernados, no constituyen un verdadero grupo social, por muy
íntimamente que sus actividades respectivas se conexionen unas con otras. El
dar y tomar órdenes modifica la acción y los resultados, pero esto no efectúa
una comunicación de intereses.
La vida social es idéntica a la
comunicación, y toda comunicación (y por tanto toda vida social auténtica) es
educativa. Ser un receptor de una comunicación es tener una experiencia
ampliada y alterada.
La experiencia debe formularse para ser
comunicada. Sólo cuando llega a fundirse en un molde y se convierte en rutina,
pierde su poder educativo. La vida social no sólo exige señalar y aprender para
su propia permanencia, sino que el mismo proceso de convivir educa. Este amplía
e ilumina la experiencia; estimula y enriquece la imaginación; un hombre que
viva realmente aislado (aislado tanto mental como físicamente) tendría poca o
ninguna ocasión de reflexionar sobre su experiencia pasada para extraer su
sentido neto.
3. El lugar de la educación
sistemática
La educación que cada uno obtiene de vivir con
los demás es incidental: es natural e importante, pero no expresa la razón de
la asociación, las asociaciones religiosas, por ejemplo, comenzaron con el
deseo de asegurarse el favor de los poderes supremos y de evitar las
influencias del mal; la vida familiar, con el deseo de asegurar la perpetuidad
familiar; el trabajo sistemático, en su mayor parte, por la servidumbre de los
otros, etc.
Pero al tratar con el joven, la necesidad de adiestramiento
es demasiado evidente; la presión para producir un cambio en su actitud y
hábitos es demasiado urgente. Puesto que nuestro principal quehacer con él es
capacitarle para compartir una vida en común, no podemos dejar de considerar si
estamos o no formando los poderes que aseguran esta capacidad.
Dentro del amplio proceso educativo que hemos
considerado hasta ahora, a un género más sistemático de educación, el de la
tutela directa o escolaridad. En los grupos sociales no desarrollados encontramos
muy poca enseñanza y adiestramiento sistemático (formal). Dependen de que los
niños aprendan las costumbres de los adultos, adquiriendo emociones e ideas,
participando en lo que hacen las personas mayores.
En cierto modo, esta participación es directa,
al tomar parte en las opiniones de los adultos y al realizar así un
aprendizaje; pero por otro lado, es indirecta a través de los juegos en los que
los niños reproducen las acciones de los adultos y llegan así a saber que son
sus semejantes.
La capacidad para participar eficazmente en
las actividades adultas depende así de un adiestramiento previo proporcionado
con este fin. Se organizan instituciones intencionadas -las escuelas- y
material exprofeso –los estudios. Las tareas de enseñar ciertas cosas se
delegan en un grupo especial de personas.
Sin tal educación sistemática no es posible transmitir
todos los recursos y adquisiciones de una sociedad compleja.
Pero la participación en la actividad real,
sea directa o indirectamente en el juego, es por lo menos personal y vital. La
instrucción sistemática, por el contrario, llega a ser fácilmente remota y
muerta, en una cultura avanzada, mucho de lo que se ha de aprender se halla
depositado en símbolos. Está lejos de su transmisión en actos y objetos familiares.
Tal material es relativamente técnico y superficial.
Existe el peligro constante de que el
material de la instrucción sistemática sea meramente el tema de estudio de las
escuelas, aislado de los temas de las experiencias de la vida.
Así alcanzamos la noción ordinaria de la
educación: noción que ignora su necesidad social y su identidad con toda
asociación humana que afecte a la vida consciente y que la identifican con la
información proporcionada sobre asuntos remotos y la transmisión de saber mediante
signos verbales: la adquisición del alfabetismo.
Sumario
La vida es un proceso de autorrenovación.
Lo que la nutrición y la reproducción son a la vida fisiológica, es la
educación a la vida social. La comunicación es un proceso a compartir la
experiencia hasta que ésta se convierte en una posesión común. Que la
significación ulterior de toda forma de asociación humana se halla en la
contribución que haca el perfeccionamiento de la cualidad de la experiencia, es
un hecho que se reconoce más fácilmente al tratar con los seres inmaduros.
A medida que las sociedades se hacen más
complejas en su estructura y recursos, aumenta la necesidad de la enseñanza y
el aprendizaje sistemático o intencional. Así existe el peligro de crear una
separación indeseable entre la experiencia obtenida en las asociaciones más
directas y la que se adquiere en la escuela.
CAPíTULO
La educación como función social
1. Naturaleza y significación del medio ambiente
La educación como función social
1. Naturaleza y significación del medio ambiente
La educación es un proceso de estimulación,
de nutrición y de cultivo.
Etimológicamente, la palabra educación
significa justamente un proceso de dirigir o encauzar. Cuando tenemos en cuenta
el resultado del proceso hablamos de la educación como de una actividad
estructuradora, moldeadora, formadora, es decir, de una estructuración según la
forma normativa de la actividad social.
El método por el cual el joven asimila el
punto de vista del viejo, es por medio de la acción del ambiente al suscitar
ciertas respuestas.
Las palabras "ambiente",
"medio", designan algo más que los lugares próximos al hombre.
Designan la continuidad específica de esos lugares con sus propias tendencias
activas.
El medio ambiente de un arqueólogo, como
tal, consiste en las épocas remotas de la vida humana que estudia y los restos,
inscripciones, etc., por los cuales establece conexiones con aquel período.
En suma, el medio ambiente consiste en
aquellas condiciones que promueven o dificultan, estimulan o inhiben las
actividades características de un ser vivo.
2. El medio ambiente social
El medio social forma a sus miembros
inmaduros.
Hasta los perros y los caballos sufren
modificaciones en su acción por la asociación con los seres humanos; forman
hábitos diferentes porque los seres humanos intervienen en lo que hacen.
Operando de un modo persistente para provocar ciertos actos, se forman hábitos
que funcionan con la misma uniformidad que los estímulos originales.
Las acciones humanas se modifican de igual
forma. Un niño que se ha quemado, teme al fuego; si un padre dispusiese las
condiciones de tal suerte que cada vez que un niño tocara cierto juguete se
quemara, el niño aprendería a evitar el juguete tan automáticamente como evita
tocar el fuego, podemos llamar adiestramiento a diferencia de la enseñanza
educativa.
Hemos de encontrar, pues, algunas diferencias
entre el adiestramiento y la educación.
En muchos casos -en demasiados casos- se actúa
sobre la actividad del ser humano inmaduro simplemente para asegurar hábitos
que son útiles. Es adiestrado como un animal más que educado como un ser humano.
Más para lograr la felicidad o para evitar el
dolor del fracaso tiene que actuar de acuerdo con los demás. En otros casos,
comparte o participa en la actividad común. En este caso, se modifica su impulso
original. No sólo actúa de un modo que está de acuerdo con los demás, sino que
al actuar así se suscitan en él las mismas ideas y emociones que animan a los
otros.
El medio social ni implanta directamente
ciertos deseos e ideas ni establece tampoco ciertos hábitos de acción puramente
musculares, como cerrar los ojos o evitar un golpe "instintivamente",
sus creencias y sus ideas adoptarán una forma semejante a las de los demás del
grupo. También adquirirá el mismo caudal de conocimientos, puesto que éste es
un ingrediente de sus actividades habituales.
La importancia del lenguaje para la
adquisición de conocimientos es indudablemente la principal causa de la idea
común de que el conocimiento puede transmitirse directamente de unos a otros.
El niño pequeño comienza naturalmente con meros
ruidos y sonidos que no tienen ningún sentido y que, por tanto, no expresan
ninguna idea.
Cuando la madre sale con el niño a la calle le
dice "el sombrero" al poner algo en la cabeza del niño. El salir a la
calle se convierte en un interés para éste; la madre y el niño no sólo salen
juntos físicamente, sino que ambos son afectados por la salida; disfrutan de aquélla
en común. Por conjunción con los demás factores que entran en juego. El sonido
"sombrero" adquiere pronto el mismo sentido para el niño que tiene
para los padres; llega a ser un signo de la actividad en que interviene.
El sonido 'sombrero" adquiere sentido
precisamente en la misma forma que la cosa "sombrero"; la garantía
para el mismo modo de usarlos se encuentra en el hecho de que la cosa y el
sonido se emplean primero en una actividad conjunta, como un medio para
establecer una conexión activa entre el niño y un adulto. Una vez que los
sonidos han adquirido sentido mediante su conexión con otras cosas empleadas en
una empresa común, pueden emplearse en conexión con otros sonidos análogos para
desarrollar nuevos sentidos, precisamente como se hallan combinadas las cosas a
que aluden.
Por tanto, que el uso del lenguaje para expresar
y adquirir ideas es una extensión y refinamiento del principio de que las cosas
adquieren sentido usándolas en una experiencia compartida o una acción
conjunta; cuando las palabras no intervienen como factores en una situación
compartida, ni real ni imaginativamente, operan como estímulos puramente
físicos, no poseyendo sentido ni valor intelectual.
3. El medio social como
educativo
Un niño que se desarrolla en una familia de
músicos tendrá inevitablemente estimuladas musicalmente cuales quiera
capacidades que posea, y relativamente estimuladas más que otros Impulsos que
pudieran haber sido despertados en otro ambiente. Si no toma interés por la
música y adquiere cierta competencia con ella, "quedará fuera".
En las sociedades de nuestro tiempo, de acuerdo con los intereses y ocupaciones del
grupo, ciertas cosas llegan a ser objetos de alta estimación; otras, de
aversión. El modo en que nuestro grupo o clase
hace las cosas tiende a determinar los objetos propios de atención y así
prescribir la dirección y límites de la observación y la memoria. Lo que es
extraño tiende a ser moralmente prohibido e intelectualmente sospechoso.
Así como los sonidos exigen objetos sensibles
para estimularlos, así nuestros poderes de observación, recuerdo e imaginación
no actúan tampoco espontáneamente, sino que son puestos en movimiento por las
exigencias de las ocupaciones sociales corrientes.
Los modos fundamentales del hablar, la masa
del vocabulario, se forman en el intercambio ordinario de la vida y se
desarrollan no como una serie de medios de instrucción, sino como una necesidad
social. El niño pequeño adquiere, la lengua materna.
En segundo lugar, las maneras. Las buenas
maneras proceden, como se dice, de la buena crianza, se adquiere por estímulos
habituales no por una información transmitida. Las
maneras no son sino una moralidad menor.
En tercer lugar, está el buen gusto y la
apreciación estética. Si la vista es afectada constantemente por objetos armoniosos,
con elegancia de forma y color, se desarrollará naturalmente un espíritu de
buen gusto. El efecto de un ambiente chabacano, desordenado, destruye el buen
gusto. Contra tales obstáculos, la enseñanza consciente suministrar
información, respecto a lo que piensan los demás.
Tal gusto, seguirá siendo un recuerdo elaborado
de lo que piensan aquellos a quienes se ha enseñado a mirar.
Pero en general, puede decirse que las cosas
que aceptamos sin indagación o reflexión son justamente las cosas que
determinan nuestro pensar consciente y deciden nuestras resoluciones. Y estos
hábitos que se hallan bajo el nivel de la reflexión son precisamente aquellos
que se han formado en el dar y tomar constantes de las relaciones con los
demás.
4. La escuela como medio ambiente especial
Nosotros nunca educamos directamente,
sino de, forma indirecta por medio del ambiente.
Un hogar inteligente difiere de uno
ininteligente principalmente en el hecho de que los hábitos de vida y de trato
que prevalecen en aquél son escogidos o al menos matizados por la idea de su efecto
sobre el desarrollo de los niños. Las escuelas nacen cuando las tradiciones
sociales son tan complejas que se confía a la
escritura y se transmite mediante símbolos escritos. Los
logros acumulados de generación en generación se depositan en ella, aunque
algunos quedan fuera de uso temporalmente, tan pronto como una comunidad depende
en una medida considerable de lo que está más allá de su propio territorio y su
propia generación inmediata, tiene que acudir al auxilio de las escuelas para asegurar
la adecuada transmisión de todos sus recursos. De
ahí que se haya establecido un modo especial de intercambio social, la escuela,
para atender a tales asuntos.
Este modo de asociación tiene tres
funciones. En primer lugar, una civilización compleja
es demasiado compleja para ser asimilada en su totalidad. Ha de fragmentarse en
partes, un niño colocado en la
posición más favorable no podría participar fácilmente en muchas de las
relaciones sociales. Los negocios, la política, el arte, la ciencia, la religión
reclamarían todos a la vez su atención y la confusión sería el resultado. La
primera misión del órgano social que llamamos la escuela es ofrecer un ambiente
simplificado.
En segundo lugar, es misión del ambiente
escolar eliminar, hasta donde sea posible, los rasgos perjudiciales del medio
ambiente existente para que no influyan sobre los hábitos mentales. La
selección no sólo aspira a simplificar, sino también a eliminar lo que sea
indeseable.
Al seleccionar lo mejor para su uso exclusivo,
lucha por reforzar el poder de esto mejor.
En tercer lugar, es misión del ambiente
escolar, tratar de que cada individuo logre una
oportunidad para librarse de las limitaciones del grupo social en que ha nacido
y para ponerse en contacto vivo con un ambiente más amplio. Dentro de la ciudad
moderna, a pesar de su unidad política nominal, existen comunidades, costumbres,
tradiciones y formas de gobierno y control diferentes de las que existían en
todo un continente en una época anterior.
Un club, una banda, una partida de
ladrones, los presos de una cárcel ofrecen ambientes educativos para los que entran
en sus actividades colectivas o conjuntas, tan reales como una iglesia, un
sindicato obrero, un negocio o un partido político.
Hay también comunidades cuyos miembros
tienen poco o ningún contacto directo entre sí, como los gremios de artistas
por ejemplo. Ellos tienen aspiraciones en común y la actividad de cada miembro
es directamente modificada por el conocimiento de lo que hacen los demás.
La mezcla en la escuela de la juventud de
diferentes razas, religiones y costumbres crea para todos un ambiente nuevo y
más amplio. Las materias de estudio comunes acostumbran a todos a una unidad de
perspectiva en un horizonte más amplio que el visible a los miembros de cualquier
grupo mientras está aislado.
La escuela tiene también la función de
coordinar dentro de las disposiciones de cada individuo las diversas influencias
de los diferentes ambientes sociales en que se introduce. Un código prevalece
en la familia; otro, en la calle; un tercero, en el taller o el comercio; un
cuarto, en la asociación religiosa. Cuando una persona pasa de uno de estos
ambientes a otro, está sometida a presiones antagónicas y se halla en peligro
de dividirse en un ser con diferentes normas de juicio y emoción en las
distintas ocasiones. Este peligro impone a la escuela una misión estabilizadora
e integradora.
Sumario
El desarrollo en el joven de las
disposiciones la vida continua y progresiva de una sociedad. Tiene lugar por
medio del ambiente, consiste en la suma total de condiciones que intervienen en
la ejecución de la actividad característica de un ser vivo.
El ambiente social consiste en todas las
actividades de todos los seres semejantes que intervienen en el desarrollo de
las actividades de todos sus miembros. Aquél es verdaderamente educador en la
medida en que un individuo comparte o participa en alguna actividad conjunta.
Al realizar su participación en la actividad asociada, el individuo se apropia
el propósito que la motiva, se familiariza con sus métodos y materias, adquiere
la destreza necesaria y se satura de su espíritu emocional.
Conforme se hace más compleja una sociedad,
se hace necesario proporcionar un ambiente social especial que atienda especialmente al desarrollo de las
capacidades de los seres inmaduros. Tres de las más importantes funciones de
este ambiente especial son: simplificar y ordenar los factores de las
disposiciones que se desea desarrollar; purificar e idealizar las costumbres
sociales existentes; crear un ambiente más amplio y mejor equilibrado que aquél
por el cual el joven sería probablemente influido si se le abandonara a sí
mismo.
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